En el Santuario de Betania se celebrará el Jubileo de los Músicos y el legado de la sierva de Dios María Esperanza 

El Santuario de Betania se prepara para vivir una jornada de fe, música y profunda acción de gracias con motivo del Jubileo de los Músicos y el natalicio de la sierva de Dios María Esperanza, un encuentro que reunirá a la comunidad en torno al mensaje de reconciliación y esperanza que ella sembró con su vida.

Así como san José Gregorio Hernández y santa Carmen Rendiles marcaron un sendero luminoso hacia la santidad, la sierva de Dios María Esperanza también dejó un rastro imborrable de amor, servicio y entrega total al Señor. Su cumpleaños, celebrado cada 22 de noviembre, nos remonta al año 1928, fecha en la que nació esta venezolana — esposa, madre y abuela — cuya misión espiritual trascendió fronteras.

Profundamente unida a la Santísima Virgen — especialmente en su misión como mensajera de la Virgen de Betania, Virgen Reconciliadora de Todos los Pueblos —, la sierva de Dios María Esperanza dedicó su existencia a sembrar la Palabra de Dios, siempre de la mano de la Iglesia católica, su gran amor. Su legado continúa vivo en su familia, obras e hijos espirituales.

Para honrar su memoria y celebrar el Jubileo de los Músicos, el Santuario de Betania invita a la comunidad a participar en la Eucaristía que se llevará a cabo el 22 de noviembre a las 11:00 a.m., presidida por el rector Rev. Pbro. Antonio Alejandro Rivas García. La celebración contará con la participación especial de la Coral Betania, que recientemente tuvo el honor de interpretar obras propias y de distintos compositores durante la apertura del simposio sobre san José Gregorio y santa Carmen, en la Pontificia Universidad Lateranense del Vaticano. Su emblemático tema “Bienvenidos” fue además el leitmotiv de tan significativo acto para Venezuela.

El Santuario de Betania abre sus puertas para vivir un día de profunda espiritualidad, música y gratitud, siguiendo el camino luminoso que los santos y la sierva de Dios María Esperanza han trazado. ¡Todos están cordialmente invitados a esta celebración de fe y esperanza!

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